21 de febrero de 2012

Vacunación en perros y gatos

vacunación en mascotas
          En numerosas ocasiones, cuando planteamos a los propietarios de nuestros pacientes los protocolos de vacunación a tres o más años, notamos una expresión de cierto alivio lógico. Nadie se vacuna cada año de tétanos, ni lleva a sus hijos a ser vacunados con repeticiones anuales de enfermedades como la viruela. También notamos diferencias notables entre protocolos de vacunación según el país de origen. Y es que las pautas de vacunación están cambiando, muchos veterinarios estamos en contra de una práctica demasiado común que es la sobrevacunación de animales domésticos. Las vacunas son, en contra de lo que mucha gente cree, medicamentos no exentos de riesgos. En verdad el desarrollo de la microbiología ha posibilitado la fabricación de vacunas que han salvado infinidad de seres vivos evitando epidemias que sin su uso generalizado hubieran supuesto millones de muertes, tanto en animales como en personas. Sin embargo, en algunos casos pueden producir reacciones adversas como alergias, reacciones autoinmunes, fiebres, leucopenias o anemias.

           Una vacuna provoca en el organismo la respuesta del sistema inmune de forma que se simula la infección por un virus, una bacteria o una infestación por un protozoo para desencadenar una respuesta defensiva en forma de glóbulos blancos y anticuerpos. Estas células son las que tras ganar la batalla de la infección mantendrán un nivel de alerta suficiente como para que en un posterior ataque, éste sea repelido en el menor tiempo posible sin que tenga oportunidad de progresar su desarrollo en los tejidos. Y éste estado de alerta tiene varios vigías que permanecen activos durante años. Por ello es innecesario y peligroso vacunar cada año de virus como los de la parvovirosis o el moquillo canino. Las vacunas desarrolladas éstos tiempos son tan efectivas que como mínimo provocan una reacción defensiva de hasta tres años o más si consideramos las células de memoria.

 Considerándo todo lo anteriormente expresado, pensamos que hoy por hoy los mejores protocolos de vacunación serían para cachorros y gatitos:
  1. A las 4-5 semanas desparasitación de la camada y de la madre 
  2. A las 6 semanas primera vacuna de parvovirosis y moquillo en perros
  3. A las 8 semanas vacuna de adenovirus, leptospira, parvovirosis y moquillo, y leucemia felina (FeLV) en gatos 
  4. A las 10 semanas revacunación de adenovirus, leptospira, parvovirosis y moquillo (MHPL) en perros, y en gatos a las 11 semanas complejo respiratorio (rinotraqueítis, calicivirus) y panleucopenia (RCP)
  5. A las 16 semanas en gatos revacunación de leucemia, panleucopenia, calicivirus y rinotraqueitis. 
  6. Recordatorios pasado un año de MHPL en perros y FeLV y RCP en gatos, a partir de entonces recuerdos trianuales hasta los 7 años de edad. Sólo se vacunará anualmente de rabia (obligatoria) y leptospira cuya protección alcanza un máximo de 14 meses.
  7. Rabia: para todas las especies que es obligatoria la primovacunación es valedera por un mes, tras la revacunación se vacunará anualmente. Aunque no estemos muy de acuerdo con ésta pauta hemos de respetarla por su carácter obligatorio. 
  8. A los perros mayores de 7 años los volveríamos a vacunar de moquillo, parvovirus o adenovirus si pensamos que pueden estar en riesgo o que su estado immunitario es débil. 
  9. Vacunar cada 3 años de leucemia a los gatos especialmente si salen fuera y tienen una vida social en contacto con otros felinos. La vacuna de complejo respiratorio felino y panleucopenia se hará cada tres años. 
          La última vacuna en llegar al mercado (febrero de 2012) ha sido la vacuna de leishmaniosis. Es un gran avance en la lucha contra ésta zoonosis (enfermedad que puede afectar tanto a animales como a personas, en éste caso bebés y en general inmunodeprimidos- enfermos del VIH, en tratamiento con quimioterapia, etc-). Ésta vacuna se debe administrar en animales sanos, por tanto hemos de hacer un test serológico antes de la inoculación. El primer año se efectuarán tres inoculaciones de antígeno con tres semanas de diferencia entre cada vacuna y se harán recuerdos anuales. Al ser un medicamento nuevo en el mercado no existen datos sobre la evolución del nivel de anticuerpos en sangre de los animales sensibilizados. Si sabemos que los animales que han sufrido la enfermedad y han recibido tratamiento tienen oscilaciones grandes en su inmunidad humoral (anticuerpos) llegando a aparecer títulos (niveles) negativos en algunos perros. Esta es una vacunación muy importante en zonas endémicas y su aplicación generalizada provocará una disminución de la presencia del parásito en esas zonas de alta infestación asi como el riesgo de contagio tanto a animales como a personas.

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